Las empresas y la nueva normalidad

Desde el 2020 y durante dos años la nueva normalidad se instaló no solo en la vida diaria de las personas, sino también en las empresas de todo el mundo. Para estas últimas fue un shock, la ausencia de las personas en los centros de trabajo significó la parada de la producción y operaciones regulares. Además, el público dejó de consumir, paralizando a los mercados por completo. Las materias primas escasearon y las bolsas de valores se desplomaron. 

En ese escenario, fue muy difícil remontar la situación, pero las empresas sobrevivieron. Y aunque podemos ver que tras la campaña mundial de vacunación ya muchas cosas están regresando a lo habitual, tal como muchos predijeron en su momento, las cosas no volverán a ser iguales. ¿Cuál es la posición en la que quedan las compañías? ¿Cómo afrontarla?

Recursos humanos

La primera y más clara consecuencia de la llegada de la covid-19 fue la ausencia de las personas en los centros de trabajo, como consecuencia de los confinamientos. Se impuso el teletrabajo a la fuerza, en un momento que ni los trabajadores ni las empresas estaban preparados para tal cambio. 

Pero hubo que adaptarse y tras muchas idas y venidas se logró establecer un régimen laboral que en ese momento se pensó temporal, y que ahora se vislumbra como algo más permanente. Si bien obviamente hay rubros en los que no se podrá reemplazar la presencia de las personas en el lugar de trabajo, como en los servicios médicos y turísticos. 

Y es que la realidad evidenció que el centro de gravedad de cualquier compañía es su recurso humano. Por tanto, cuidar de él, es tan necesario como solía ser conseguir ventas, por ejemplo, pues solo así se asegurará la supervivencia de la organización a largo plazo. El teletrabajo es solo una de las muchas formas de hacerlo, también otorgarle seguridad y salud en sus funciones, así como propiciar oportunidades de crecimiento y desarrollo personal. 

Digitalización

Otra importante transformación acelerada para las empresas durante la pandemia ante la imposibilidad de contacto físico, fue la digital. Empezando por el trabajo, los sistemas de comunicación interna, el control de activos y la gestión de operaciones, así como para el desarrollo del marketing y los puntos de venta, todo evolucionó de la noche a la mañana. 

Empezó a ser necesario el teletrabajo y utilizar sistemas de comunicación alternativos como aplicaciones de mensajería o videollamadas; los sistemas de gestión pasaron a digitalizarse, utilizando plataformas online como HTK-ID para controlar el desarrollo normal de las operaciones; mientras que el marketing se volcó a las redes sociales y la venta se trasladó hacia los ecommerce. 

Este proceso venía desarrollándose en el mundo de diversas maneras desde hace varios años, y mientras para muchos países fue una transición sencilla, para Latinoamérica, fue algo más lento. Sin embargo, a partir del 2020, el cambio fue drástico e irreversible. Así, que muy probablemente la empresa que no aprovechó para transitar el camino hacia la digitalización, se quedará varada. 

Regionalización

También como producto de la imposibilidad de cercanía física entre las personas, las fronteras de muchos países se cerraron y la producción internacional de materias primas se detuvo. Entonces fue tiempo de mirar de nuevo a lo que estaba cerca, a los productos y servicios regionales. 

Fue una gran oportunidad para las empresas locales, que debieron adecuar su infraestructura y cadena de suministro para cumplir con las expectativas del mercado. Lo cual fue apreciado por los consumidores porque lo conocido y cercano empezó a ser valorado sobre lo desconocido y lejano. 

Y esto es algo que no tiene visos de cambiar en el corto plazo debido al ahorro de costos de importación que significa. También encaja bastante bien con la cultura de sostenibilidad actual.

Ahorro de costos de producción

Finalmente, las condiciones de la pandemia generaron un aumento en los precios de muchos productos, impactando directamente en el bolsillo del consumidor, que ahora está obligado a priorizar en sus compras. Por este motivo, las empresas se encuentran presionadas para evitar el aumento de sus precios y por tanto, de los costos de producción. 

Para hacerlo deben encontrar todos los métodos posibles de ahorro en esta materia, generando cadenas de suministro que sean más cortas y procesos de producción más eficientes. Una forma, podría ser por ejemplo, optimizando el uso de los activos fijos. 

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