El mundo cambió ¿Y el control de activos fijos?

Hemos tenido dos años de cambios radicales en nuestro estilo de vida y muchos de ellos permanecerán por largo tiempo. También las empresas debieron adecuar su forma de operar a la nueva realidad y dentro de esos ajustes algunos se desarrollaron alrededor del control de activos fijos.

Recordemos que el control de activos fijos tiene como materia prima la información. Con ella, podemos planear, ejecutar y evaluar las acciones que realizamos alrededor de este tipo de bienes y posteriormente, podemos establecer políticas y el flujograma de su uso. Pero esto no se trata simplemente de cuidar los “juguetes” con los que puede operar la empresa, sino que implica en sí proteger el patrimonio y capital de la empresa, así como su supervivencia, cumpliendo con el objetivo para el que fue creada.

Por este motivo es fundamental evaluar qué cambios han ocurrido en el control de activos fijos y qué consecuencias podrían tener: 

Adquisición de activos fijos

La adquisición fue una de las actividades del control de activos fijos que cambió durante la pandemia. Mientras algunos tipos de bienes fueron considerados de mayor importancia, otros perdieron relevancia. Un documento de la auditora Deloitte de abril de 2021, indica al respecto que existirían tres tipos de activos en la postpandemia: 

  • Aquellos con una productividad en aumento, como infraestructura y equipos médicos, de informática y comunicaciones, almacenes privados, autos, buses, botes y camiones.
  • Otros con una productividad que no se haya visto afectada, como el instrumental no médico, equipos de fotocopiado, productos de metal, turbinas y motores, maquinaria metalúrgica, de construcción, agrícola y ferroviaria, material general industrial, así como otros equipos y estructuras privadas para fines comerciales y no residenciales. 
  • Y unos terceros con una productividad en declive, como los equipos y muebles de oficina y contabilidad, las aeronaves, maquinaria y pozos de exploración minera y petrolífera, edificios privados de oficinas y estructuras de restaurantes. 

Aunque esta estimación puede ser no tan precisa en la realidad actual, sí es una aproximación clara a cómo han cambiado las prioridades de inversión en bienes de capital de las empresas. Como ejemplo claro tenemos que, aunque una gran cantidad de personal están volviendo a las oficinas, otros han adoptado permanente el teletrabajo, siendo innecesario el uso de inmuebles para estos fines. Otro es el de la tecnología de la comunicación, que tomó el mercado con fuerza desde la necesidad de distanciamiento social y continúa acelerando la transformación digital de las organizaciones. 

Inventarios

Otro gran cambio, del que ya hemos hablado en anteriores artículos, es el de los inventarios, pues resultó evidente la imposibilidad de realizarlos con el tradicional método del lápiz y papel. Esta fue una de las actividades donde se vió con mucho más claridad la necesidad de la transformación digital que permitiera guardar la debida distancia social, pero que fuera igual de efectiva para el propósito de conocer el patrimonio de la empresa. También surgió como alternativa el outsourcing de inventarios, que resolvió esta actividad ante la falta de personal propio. 

Esto también parece ser un cambio que permanecerá tras el fin de la pandemia, pues la tecnología les ha demostrado que es posible realizar más eficientemente este tipo de actividades. 

Mantenimiento y el tracking de activos fijos

Por el mismo rumbo se dirigió el mantenimiento motivado por la distancia social, la menor cantidad de personal disponible, la movilidad de algunos activos hacia espacios no convencionales (como el hogar), etc. Se tuvo que recurrir a la tecnología para suplir los vacíos que dejaba el mantenimiento tradicional en la situación de emergencia por la que atravesábamos. 

Así, equipos como los beacons tomaron el protagonismo, indicando permanentemente dónde se encontraban los equipos y en qué condiciones. Permitiendo, gracias a la información provista, que el personal realice intervenciones específicas y en momentos exactos para desarrollar mantenimiento predictivo y preventivo. 

Los sistemas de control automatizados de activos fijos, a su vez, significaron un gran ahorro de recursos en este tipo de actividades (lo cual resultó primordial en un período de liquidez problemática) y facilitó la operatividad de la planta y el equipo en los momentos de intensa actividad que se sucedieron durante las olas de la covid-19.

De nuevo, parece bastante probable que las compañías que migraron hacia las nuevas tecnologías de mantenimiento continúen usándolas. Del mismo modo, es esperable que progresivamente siga expandiéndose entre otras empresas. 

Contabilidad y depreciación
Como también ya hemos visto, la contabilidad de los bienes fijos necesitó adaptarse a las intermitentes olas de la pandemia. Se hizo preciso ajustar su método de depreciación al nuevo escenario y obtener información más exacta respecto a los activos para poder hacer revelaciones que reflejaran la situación de la empresa. 

Del mismo modo, la información acerca del capital inmovilizado sirvió para hacer prospecciones a futuro que guiarán la actividad diaria de la empresa. Así como para tomar las medidas necesarias que garantizaran el flujo de efectivo para sostener las operaciones. 

Aunque, como dijimos, esto no fue en realidad nada nuevo, sí ha servido para evidenciar la necesidad de datos que permitan conocer a profundidad la organización  y evaluar las oportunidades que tiene.

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