Cómo calcular la vida útil de los activos fijos
Una pregunta común que surge automáticamente cuando hablamos del ciclo de vida de los bienes no circulantes, es cómo calcular la vida útil de los activos fijos. Una pregunta generalmente se hace desde la necesidad de estimar el retorno de la inversión cuando se los va a adquirir.
Y quizá para una empresa con cierto conocimiento del sector, pueda ser más fácil hacer una aproximación a este tema porque ya ha utilizado bienes similares con anterioridad, que -por ejemplo- para una pyme, que desconoce a qué se enfrenta.
Sin embargo, la duda de cuánto puede ser útil un activo fijo, siempre subyace tanto en el más experimentado como en el inexperto. La razón es que ninguna previsión es segura, la vida útil depende de muchos factores, e, inclusive, como dijimos en el artículo anterior, un bien puede inclusive haberse depreciado totalmente en el papel, pero seguir operativo en la realidad.
En razón de todo esto, te damos a continuación algunas consideraciones a tener en cuenta cuando se habla de cómo calcular la vida útil de activos fijos:
Vida útil y depreciación
Cuando hablamos de vida útil económica hay un concepto que no podemos desligar: la depreciación, que es el reconocimiento contable del desgaste de un activo fijo. Por eso es que generalmente el cálculo de una depende de la otra.
Aquí es donde debemos detenernos porque ambas cosas, dado que están relacionadas al cálculo de los tributos, son reguladas por los diferentes estados. Como ya hemos visto, en México la Ley del Impuesto Sobre la Renta establece los porcentajes de depreciación aplicables para la deducción de impuestos. Del mismo modo sucede en otros países como Chile, Colombia y Perú.
Tablas de vida útil de activos fijos
Algo que puede servir de guía, sobre todo para empresas nuevas pueden ser las tablas de vida útil de activos fijos que muchos sitios de internet publican. Aunque no son necesariamente exactas pueden considerarse como referencia para -combinándolas con otra información- hacer una estimación propia.
Las normativas estatales son también útiles en este caso, porque en ellas se presentan tablas de vida útil que aunque no rigen sobre el sector privado y sí para el aparato gubernamental (como estos Parámetros de estimación de vida útil para el patrimonio estatal), dan ejemplos cercanos respecto al tiempo de uso de los bienes no circulantes.
Estas son algunas estimaciones:
- La obsolescencia tecnológica programada condiciona el reemplazo de los equipos de comunicación cada dos años.
- Este mismo principio se aplica para los equipos de informática que deben darse de baja cada 5 años.
- Los maquinaria mecánica rotativa puede durar hasta 15 años con un buen mantenimiento y uso y su descarte generalmente se debe a la falta de repuestos o porque un nuevo equipo con mejor calidad o cantidad de producción salió al mercado.
- La maquinaria inmovilizada que ha sido bien cuidada, puede durar hasta 30 años en operación, salvo que el desgaste o la corrosión les afecte.
- Sin embargo, si este tipo de activos se dedica a actividades en altas temperaturas su utilidad se reduce a 15 años.
- Los equipos eléctricos de alta y media pueden mantenerse operativos hasta 30 años.
- Mientras que aquellos de uso electrónico se dan de baja alrededor de 10 años después de su primer uso.
- Los vehículos se reemplazan también como máximo a los 10 años.
- La maquinaria y vehículos de carga y elevación llegan a estar operativos hasta 20 años y se descartan generalmente por un desgaste en los engranajes.
Fórmulas para calcular la vida útil
Asimismo, hablando de la vida útil económica, existen fórmulas para calcularla en diferentes portales. Sin embargo, debemos tener en cuenta, que estas teorizaciones no siempre se acercan a la realidad, que es lo que la mayoría quisiera conocer. Lo que sí, es que podemos tomar de estas fórmulas es un principio: cuando el costo del ciclo de vida de un bien en uso supera al valor de reemplazo de un activo fijo, conviene descartarlo.
La realidad de la vida útil
Más allá de la vida útil económica, que suele ser la que se representa en papel, calcular la vida útil operativa de un activo, puede ser lo más difícil de hacer porque es lo que se asemeja a lo que va a pasar en la realidad. Para hacerlo, debemos considerar los factores de obsolescencia: diseño, económico, tecnológico, mecánico y de seguridad. Y en base a ellos, el conocimiento previo del uso, las indicaciones del fabricante, se hará una estimación cercana a la realidad.